lunes, 7 de agosto de 2017

Palabras de Suicida: Anne Sexton


Redescubrí a Anne Sexton en una serie de Netflix... "Por 13 razones". Recordé haber leído poemas suyos en uno de los talleres de Andrés Navarro, y fui (ávidamente) a buscar más razones que trece para recuperarla....

La descubrí contemporánea de Sylvia Plath, suicida como ella, abrevando en el terreno impreciso de una vida que no para de morir.

Recordé este pedazo de mundo, el encuentro (¿casual?) con Nacho, y todo lo que extraño a Kontri... entonces vine aquí y fui hilvanando poemas.... el de la serie es fácil de encontrar, pero encontrarse en un poema es algo más difícil.

Y como retomar el camino de la lectura tiene vericuetos, prefiero sentarme a esperar que termine el eclipse lunar y deshojar, sentada en mi salón, una margarita infinita con pétalos de nomeolvides.

Buena lectura, chicos.




El interrogatorio del hombre de muchos corazones. 

¿Quién es ella,
esa que está en tus brazos?

Ella es a quien llevé mis huesos,
construyendo una casa que no era más que una cuna,
construyendo una vida más allá de una hora,
construyendo un castillo donde no habita nadie,
construyendo, al final, una canción
para así acompañar la ceremonia.

¿Por qué la trajiste aquí?
¿Por qué llamas a mi puerta
con tus nimias historias y canciones?

Me había unido a ella como se unen hombre
y mujer y aun así no había lugar
ni para fiestas ni formalidades
y estas cosas importan a una mujer
y, ya ves, vivimos en un clima frío
y no se nos permite besarnos en la calle
así que inventé una canción incierta.
Mi canción se llama Matrimonio.

¿Tú vienes a mí fuera de la unión 
y te limpias el pie aquí en mi entrada
y me pides que mida tales cosas?

Nunca. Nunca. No mi mujer real.
Ella es mi verdadera bruja, mi tenedor, mi yegua,
madre de lágrimas, falda llena de infierno,
el sello de mis pesares, el sello de mis moratones
y también, si los portara, los niños
y también un lugar privado, un cuerpo hecho de huesos
que quisiera comprar, si pudiera comprarlo,
con la que me quisiera casar, si pudiera casarme.

¿Debería atormentarte por eso?
Cada hombre tiene asignada su suerte
y la tuya es una suerte pasional.

Pero sufro un tormento. No tenemos lugar.
La cuna compartida es casi una prisión
donde no me permiten decir cariñito, bobín,
pastelito, calabaza, lacito de amor, medallón,
mi San Valentin, mi chica de oro, mi graciosa y todas
esas tonterías que uno dice en la cama.
Decir que me he acostado con ella no es bastante.
No sólo la he tumbado sobre el lecho.
Yo la he atado fuerte con un nudo. 

¿Entonces por qué clavas los puños
en tus bolsillos? ¿Por qué arrastras 
los pies como un colegial?

Durante años até este nudo en sueños. 
He atravesado una puerta en mis sueños
y ella estaba allí de pie, vistiendo el delantal de mi madre.
Una vez gateó por una ventana con forma
de ojo de cerradura y llevaba puestos los pantalones
rosa de pana de mi hija y cada vez ataba a esas mujeres con un nudo. 
Una vez vino una reina. A esa también la até.
Mas esto es algo que realmente até
y ahora ya la he amarrado bien.
La atrapé con mis cantos. La reduje.
La he aplastado con sólo una canción.
No había otro apartamento para ello.
No había otro cuarto para ello.
Sólo el nudo. El nudo de la cama.
Así puse mis manos sobre ella
reclamando sus ojos y su boca
como míos, también pedí su lengua.

¿Por qué me estás pidiendo que decida?
Yo no soy ningún juez ni soy psicólogo.
Eres dueño del nudo de tu lecho. 

Pero aún así mis días y mis noches
son de verdad, con niños y balcones y una buena mujer.
Sí, es verdad, até estos otros nudos,
pero preferiría no pensar en ellos
mientras hablo contigo sobre ella. Ahora no.
Si ella fuera un cucurucho en alquiler, yo pagaría.
Si ella fuera una vida que salvar, la salvaría.
Quizás es que soy un hombre de muchos corazones.

¿Un hombre de muchos corazones?
¿Por qué tiemblas entonces en mi puerta?
Un hombre de muchos corazones no me necesita.

Estoy atrapado en lo más hondo de su tinte.
Te permití atraparme, las manos en la masa,
atraparme con mi frenesí desatado en un reloj salvaje
para mi yegua, mi paloma y mi propio cuerpo limpio.
Quizá la gente diga que tengo serpientes en mis botas
pero te digo que, por una vez, tengo los estribillos,
solo una vez, esta vez, en la copa.
El amor de una mujer está en la canción.
La llamé la mujer de rojo.
La llamé la niña de rosa
pero tenía diez colores
y ella era diez mujeres.
Apenas pude nombrarla.

Yo ya sé quién es.
La has nombrado bastante.

Quizá no debería haberlo puesto en palabras.
Francamente, diría que soy peor besando,
ebrio como un flautista, pateando los restos
y decidido a atarla para siempre.
Porque, ves, esta canción es la vida,
la vida que no puedo vivir yo.
Dios, incluso al pasar,
reparte monogamia como jerga.
Yo quería inscribirla en la ley.
Pero sabes que para esto no hay ley.

¡Hombre de muchos corazones, eres tonto!
Porque este año hay espinas en los tréboles
y le han robado al ganado su fruto
y las piedras del río
han absorbido los ojos de los hombres, hasta dejarlos secos,
estación tras estación,
y ha sido condenado todo lecho
no por la moralidad ni por ley,
sino por el tiempo.




(De Poesía Completa, Ed. Linteo, 2013)

martes, 17 de junio de 2014

La escritura obsesiva - Salvador Elizondo (RM Perfiles, Enero de 2009)




Comienzo por explicar este inaudito ataque de timbrazos: sencillamente, extraño a la gente con la que compartir escritura, lectura, opiniones, aunque opuestas, enriquecedoras; ustedes, a quienes pude conocer gracias a mi absoluto atrevimiento de suscribirme a un Taller de Poesía. El balance de aquel sólo deja como saldo positivo el haber conocido personas magníficas, inolvidables, algunas muy entrañables, y otras que ni siquiera recuerdo!.... y no lo digo de manera despectiva. Mi cabeza suele jugarme malas pasadas y, por ejemplo, hace pocos días descubrí que tengo otro blog que no publiqué (evidentemente, no lo he creado para eso.... imagínense! se llama "Bestias y Demonios" grrrrrr jajajaja). Por ello muchas veces me sucede el olvido cuando menos lo necesito, otras me llegan recuerdos que creí había botado en escupitajos poéticos, en ocasiones salgo a la calle con los mismos zapatos esos de pisar huellas no indelebles de una vida que me llevan a ver aquí rostros "de allá". En fin. Si leen a Elizondo puede que piensen que su lectura me ha descalabrado completamente el escaso exoesqueleto literario que sostiene mi pretensión de escribir, llevándose en la riada mi mente toda.

Vamos ahora al libro, que es el motivo del post: su título ya delata la locura. Porque no creo que la obsesión sea buena, ni siquiera (y menos aún!) cuando es literaria. De repente, uno se encuentra abducido por ese sueño suyo en el que cree escribir un relato, y que como contratapa del libro, anuncia un sube y baja de emociones, más bien bajas o totalmente soterradas bajo una aparente lucidez. "Las palabras que escucho  mientras sueño que escribo parecen venir de un más allá, desde una vigilia remota en el tiempo y en el espacio, y aunque las oigo con claridad no las entiendo, como si estuvieran dichas en una lengua vestigial o ya olvidada". ¡Ups! ¡Eso me pasa a mí, que jamás he fumado hierba (soy demasiado deseosa de mi propio control) o que tampoco he sentido correr por mis venas la misma sangre que Elizondo!.

Tal como cuenta Anastasia (querida Kontri, besitiños) con Al Berto, para mí fue muy difícil conseguir libros de Elizondo, de hecho sólo conseguí uno, tal vez la negativa de cada librero me obsesionaba más, hasta que mi amado esposo se puso a la faena y una navidad me lo regaló. Otro quedó encargado en varias librerías... pero nunca llegó.

Empezarlo a leer fue recorrer el apestoso camino a uno mismo del que habla Hesse en "Demian", y de hecho, me tiró para atrás. Lo dejé estar en mi mesa de noche hasta que decidí que ningún espejo nos refleja más que aquel al que tememos o criticamos. Y entonces me encontré con Elizondo en el pasillo de la locura, en la misma vereda en la que iba pateando realidades y sueños, al punto de confundir unos con otros.

Sólo puedo decir que entrar en el mundo "Elizondiano" es meterse, al decir de quien escribe el prólogo, Daniel Sada*,  en el mundo del "autor más inclasificable de la narrativa mexicana". Chócala. No podía ser argentino ni español, tenía que ser mexicano, salido de la sangre de una tierra viva, ungido con la maldición de una historia y un futuro llenos de vericuetos que le permitieron escribir desde el paroxismo, o tal vez desde la más desnuda de las realidades; indudablemente nada tengo contra mi ex país ni contra mi país actual, para decir lo que digo, pero sigo creyendo que los hombres de barro y maíz que habitan la angostura inundada de mares posibles que es México, cuenta con una riqueza de autores, ante los que uno siente que... ¡nos queda tanto por leer!!!!

Para no aburrir al personal, os dejo algunos párrafos para que degustéis, y creo que donaré el libro a una Biblioteca (no a una Histórica, Kontri, corremos el riesgo que lo escondan, ya que es inclasificable!! (sic) para que puedan los obsesivos degustar este banquete de cortísimos, medianos y largos, que abduce y nos deja en suspenso ante el mundo real. O irreal. Vaya uno a saber.

El fragmento que os dejo pertenece a "Elsinore: un cuaderno", que comienza con esta cita de Jünger "Todos vosotros conocéis la profunda melancolía que nos sobrecoge al recordar los tiempos felices. Esos tiempos que se han alejado para no volver más y de los cuales estamos más implacablemente separados que por cualquier distancia. Y las imágenes de la vida son más seductoras todavía vistas en el reflejo que nos dejan, y pensamos en ellas como en el cuerpo de una amada difunta que reposa bajo tierra y que de pronto se nos apareciera, como un luminoso espejismo...."

Este cuento me recuerda a "La señorita Cora" de Cortázar, no por el cambio de narrador en una misma frase, que logra que un lector desatento se pierda por completo, sino porque cada capítulo es un sólo párrafo en el que no se distinguen  los diálogos de la narración, ni la realidad del recuerdo, párrafo que hay que leer íntegramente, y que en ese sólo hecho encarna el desafío de no contagiarse del pensamiento abrupto, del escupitajo de su oscuridad expuesta al lector, de la interminable sensación de estar en una prisión elegida, sin poder salir de ella porque Elizondo tiene la llave.

Su escritura, además de obsesiva, es exquisita, pulcra, esos cuentos que uno lee sintiendo  cuánto tiempo había pasado sin llegar a ese puerto, ignorante absoluto de su belleza.



"I
Estoy soñando que escribo este relato. Las imágenes se suceden y giran a mi alrededor en un torbellino vertiginoso. Me veo escribiendo en el cuaderno como si estuviera encerrado en un paréntesis dentro del sueño, en el centro inmóvil de un vórtice de figuras que me son a la vez familiares y desconocidas, que emergen de la niebla, se manifiestan un instante, circulan, hablan, gesticulan, luego se quedan quietas como fotografías, antes de perderse en el abismo de la noche, abrumadas por la avalancha de olvido y sumirse en la quietud inquietante de las aguas del lago. (....)Todo está inscrito en la brumosa lejanía del olvido y los seres y las cosas aparecen envueltos en esa lentitud de lo que apenas empieza a ser recordado, de lo que acaba de despertar a la vida renovada de la memoria. (...)

II
Las afinidades electivas, sobre todo si son de amistad en el orden de la vida militar, son más difíciles de entender que las del amor. Mi amistad con Fred se podía explicar un poco como la de Diosdado y el Yuca: por la atracción de los contrarios. Nos dábamos el tratamiento recírpoco de BF: mejor amigo.

III
Y nos hicimos a la mar... sólo que en condiciones adversas y precarias. No teníamos brújula. No sabíamos remar. Estaba anocheciendo. La niebla se condensaba poco a poco entre las montañas y apenas se divisaba la otra orilla del lago. "


                                                     ****************************

Daniel Sada: os remito a éste enlace de Editorial Anagrama, donde podréis leer algo sobre este poeta mexicano desaparecido físicamente en 2011.
http://www.anagrama-ed.es/autor/1226

miércoles, 5 de octubre de 2011

ANTONIO MÉNDEZ RUBIO: Por más señas (DVD poesía, 2005)

La primera idea era Simic: tengo varias cosas en bilingüe y la verdad es que resultaba bastante tentador releerlas más a fondo (cosa que consigo del todo sólo cuando debo formular una opinión por escrito respecto al libro) pero me he cruzado con Antonio Méndez Rubio. Es decir, con "Por más señas" (DVD,2005). Lo tenía un poco abandonado en la estantería, entre Pushkin y Espejo, lo que confirma el caos que reina en la misma.

Me ha parecido interesante intentar abordar el libro y al poeta en general precisamente porque me crean bastantes conflictos y contradicciones internas ambos. Más el poeta que el libro. Para ser justa he de decir que según lo que he oído de gente que tiene bastante criterio en asuntos poéticos, éste no se el mejor libro de Méndez Rubio con lo cual mi opinión puede no resultar del todo justa. Sea como sea, se hace difícil opinar de la poesía de alguien a quien has conocido personalmente y al que de vez en cuando te cruzas por la facultad o en la librerias ( cosas de vivir en la misma ciudad ). Puede que también esto contribuya a mis dudas internas. No es fácil hablar de la poesía de alguien que tiene un estilo que no compartes y unas técnicas que no compartes y una forma de ver el mundo que no compartes sin caer en la mala leche.

Para ser francos, el libro no me ha descubierto nada que ya no supiera : no va conmigo. Seguramente habrán muchas personas que me rebatirán cualquier adjetivo que no sea amable hacia Méndez Rubio (algo comprensible ya que es uno de los poetas más importantes de Valencia y muy considerado a nivel nacional) pero de momento, niguna de ellas ha conseguido hacerme cambiar de opinión. Cosidero que Méndez Rubio tiene mucho oficio, la técnica se nota, lo depurado del verso y el ritmo naturalmente calculado pero no forzado también. El uso del vocabulario es bastante solvente en casi todas las ocasiones y el poeta intenta ir más allá de lo simplemente escrito. Entiendo esa idea y también conozco ese tipo de poesía. Para mí sin embargo resulta demasiado cargante lo que le resta naturalidad. No tengo la sensación de estár leyndo a un poeta sincero (por desgracia la sinceridad del día a día nada tiene que ver con la poética) y abierto, si no más bien la de estar intentando encajar un puzzle en el que me faltan la mayoría de las piezas sin estar siquiera segura de que en caso de poder completarlo hubiera alguna imagen representada en él.

Mucho se debate sobre la "función" (¿?) de la poesía y sobre la posición que debe ocupar el poeta y sobre cómo de importante es el grado de opacidad de lo escrito. Los poetas como Méndez Rubio al que también puedo comparar con Ada Salas muestran un estilo completamente antagónico al de los poetas como Karmelo C. Iribarren o Justo Navarro. Como en todo es cuestión de gustos. Aquí, siempre subrayando que se trata de una opinión personal y subjetiva , debo confesar que no me identifico con este primer tipo de poesía. A ratos me resulta pretencioso, como si alguien intentara darle más misterio a las cosas del que ya tienen para que parezcan más importantes. Soy de la opinión de que la poesía debe conectar con el lector, acercar o alejar el mundo usando todo lo que esté a su alcance, encajar una pieza que el lector ni sabía que existía o simplemente hacer que algún pensamiento llegue a su destinatario  y con la poesía de Méndez Rubio no me ocurre nada de esto. En todo el libro he encontrado versos muy solventes con los que por supuesto me quedaré como pequeños hallazgos, pero en la mayoría de los casos me ha faltado humanidad en lo que he leído. Me consta que Méndez Rubio es un gran profesional y también un gran maestro según aquellos que han tenido el placer de tenerlo como profesor en talleres de poesía etc. y la verdad es que es una lástima que nunca llegue a conectar con su poesía. Creo firmemente en que tanto discurso metapoético no sirve, tanta búsqueda de cosas "elevadas" no sirve, tanto debate inútil sobre la pureza y la inspiración no sirve. Sólo sirve la sinceridad y la sencillez del poeta a la hora de aceptarse. Sea como sea,  creo que vale la pena conocer la obra de Antonio Méndez Rubio, ya no sólo por su ya mencionada importancia a nivel nacional, sino también porque un cambio de perspectiva siempre viene bien, ya sea para encontrar una habitación nueva o para sentirnos más a gusto en la propia.

7

Aprendizaje del callar: no se depeja el cielo en la mañana sobre
los naranjos: luz de nada imposible que tiembla, como
brillo de agua, a pesar suyo: sigue a quien mira esta
fidelidad: el curso dirme de la acequia volviéndose palabra
en entredicho, espacio abierto en plena sencillez, una
atención, deseo indefenso: las niñas que corretean ahí
-¿las ves- rozan la edad del mundo más terrible.

EN BREVE

así que así durmiendo
aun con los ojos abiertos
del deseo en las palabras
por la pura vigilia
del más nuevo silencio
en la hendida perpetua
pasión contra la luz
rebeldía en otra sombra
que no es de voluntad

vendrán a por nosotros
y estaremos

EN VANO
Is your love in vain?
BOB DYLAN

Nadie se atrevería a explicar
por qué la tierra rechina en la boca.

Nadie se atrevería a decir
adiós, a probar en el aire
la claridad abriéndose del aire.

Nadie se atrevería a afirmar:
"Tu tramo de calor en la garganta
por la senda nocturna,
tu ceguera de amor
                              para nadie
es en vano".

De: Por más señas ( DVD poesía, 2005)

domingo, 8 de mayo de 2011

AL BERTO : Una existencia de papel (Pre-Textos,1993.edición bilingüe)

 
  Empezamos por los hechos cínicos : "Una existencia de papel" es un libro muy difícil de encontrar. Lo de siempre : agotado, inexistente, espere-a-ver-que-lo-mire-en-el-catálogo. Y es una pena porque a no ser que ya conozcas algo de Al Berto por algún otro lado y te guste o que seas muy burro/a ( mi caso ) tanto lío disuade bastante. El portugués se conoce relativamente poco en España (según parece como mucha de la poesía portuguesa en general, cumpliendo con aquello de "lo que más cerca está es lo más difícil de ver"). Sea como sea finalmente, y después de varias críticas favorables, ya por pura curiosidad he conseguido encontrarlo en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia ( sigo sin entender por qué lo tienen tan bien (o mal) escondido ).

  Ahora bien, después de una lectura pendular, de atrás para delante y al revés, he de decir que entiendo perfectamente por qué no gusta a todos: tiene un tono algo cargante, incluso deprimente en alguna ocasión y la lectura se hace bastante pesadita. Está dividio en cinco partes, independientes pero unidas : Ermitorio, Los días sin nadie, Mi único amigo, Vigilias y Regreso a las historias sencillas.No sorprende mucho en los temas : vejez, enfermedad y muerte y amor en la vejez, enfermedad y muerte aunque si fijamos los límites aquí tendríamos que deshacernos de mucha poesía muy válida, al fin y al cabo poco hay que inventar sobre los temas disponibles para ser poetizados. El tema de la poesía, de la escritura y la figura del escritor también aparecen aquí y allá como cierto guiño autobiográfico que no llegas a asegurar del todo. Sin embargo, y visto que se forma la impresión de que el poemario no me ha gustado he de decir lo contrario. Tiene algo bastante particular la forma de escribir de Al Berto, consigue adaptar esa estructura tan complicada ausente de mayúsculas y signos de puntuación de tal forma que el poema entra con facilidad, no he encontrado ninguna dificultad ni para captar el significado ni me he encontrado confundida por los encabalgamientos (datos muy básicos pero que sin embargo es absurdo dejar de notar). Cierto es que sus poemas (al menos los de este poemario) pesan mucho, al leerlos te produce la sensación de estar cargando con una losa en vez de con un libro pero no se frenan, fluyen de una forma muy amable. Utiliza un tono un tanto solemente pero acompañado de un vocabulario adecuado e imagenes tan cotidiantas como sorprendentes y los poemas invitan a leerlos una y otra vez porque siempre te dejan al borde de comprenderlos sin llegar a ser demasiado crípticos algo que personalmente valoro mucho. Aparte de eso sorprendentemente consigue transmitir una tímida ternura, algo de melancolía casi infantil que resulta aún más eficaz en contraste con la aparente rigidez en el tono. Sólo aparente pero la apariencia desaparece con una lectura más detenida.

   A pesar de todo creo que Una existencia de papel es un libro excelente en cuanto a su calidad y profundidad, que despegue o no ya depende de los gustos personales de cada lector. En mi caso sí ha conseguido calar en algunas ocasiones aunque dudaría en colocarlo entre mis favoritos.Pienso sin embargo que es un poemario tan curioso como recomendable ya que de alguna manera consigue sobresalir entre la poesia actual, el estilo del poeta se siente, y la intención también (algo muy a tener en cuenta con tanta "cosa extraña" suelta últimamente) y os invitaría a experimentar por vuestra cuenta. Y a compartirlo claro.

(de mi único amigo)
2
admirar tus insomnios
con el paciente crepúsculo de la edad
despertar fuera del cuerpo olvidar la mirada
sobre el pelaje rubicán de los animales beber
el fulgor de las estrellas en el esplendor del alba
nombrarte
para comenzar de nuevo juntos la vida toda

enseñarte el secreto de los alquímicos minerales
provocarte un poco de culpa
en el inmaduro paisaje del corazón

ésta es la travesía que te propongo
amanecer sin que queramos poseer el mundo
y en el rocío de la noche saciar el deseo aplazado
respirar la música inaudible de las galaxias
sentir el titilar del agua en el miedo de la boca

el amor
debe ser esta persecución de sombras
esta cabeza de mármol mutilada
o este desierto
donde el recelo de perderte permanece oculto
en la suciedad antigua de los días


5
ven conmigo
a ver las pirámides fantásticas del viento
en el interior luminoso de la tierra encontrarás
el secreto de cuarzo para descubrir el tiempo
en donde contemplamos la dulzura leonada de las
                                                                      [cerezas

iremos hacia donde los restos de vida no despierten
el dolor del inmerso árbol la sombra
de los cabellos cargados de polen y de astros
creceremos a la par con el dragón
el súbito relámpago de los frutos madurando
iluminará por un instante las aguas del jardín
y el romero perfumará los pasos noctámbulos
desde hace tiempo presos en el barro
donde el rostro se transforma y muere
y ya no nos pertenece

ven conmigo
a practicar ese arte inmemorial de quien espera
no se sabe qué junto a la ventana
me encojo
como si cerrase un cajón para siempre
o caminase por donde cayó un  pañuelo
pero levanto los ojos
cuando el verano entra en el cuarto y descubre
esta humilde existencia de papel

ven conmigo
las palabras nada pueden revelar
las he olvidado casi todas donde vislumbro un fuego
dando fuego al cuerpo más cercano al mío

(de regreso a las historias sencillas)
6
te emborrachabas
en la travesía de aquel verano bebías mucho vino
en el vértigo de fogosos cuerpos poco sabías
acerca de los celos y de la traición

confiabas demasiado en ti eras alto y delgado
nunca habías traficado armas en Harrar
tenías el pecho cansado el andar lento
y jamás habías pernoctado bajo el cielo de Alejandría

escucha
a partir de hoy te abandono para siempre
al silencio de quien escribe versos
en Portugal
tienes treinta y siete años como Rimbaud
tal vez sea el tiempo de empezar a morir

domingo, 20 de marzo de 2011

WISLAWA SZYMBORSKA : Aquí. (Bartelby Editores, 2009)


Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano en una edición bilingüe, eso que se lleva tanto ahora. Queda bastante bonito ver el original a la izquierda  y más si puedes entender poco o nada de lo que dice. Mis conocimientos rutinarios del polaco sólo me llegan para decir que la traducción es bastante solvente aunque (todo hay que decirlo) Szymborska es la que mejor se lleva con las traducciones, es la que menos pierde, la que mas reparte aquí y allá para que, incluso en una lengua completamente diferente del polaco, no suene a "cosa rehecha" y eso ya es decir.
"Aquí" es el último poemario de la polaca que nos ha llegado hasta las tierras españolas y si una ha leído cualquier poemario anterior sabe que es una apuesta segura (confirmado por la imposibilidad de encontrar "Paisaje con grano de arena" en ninguna libreria algo que, dicho sea de paso, habría que revisar igual que en el caso de Brodsky).
Lo primero que supe de Szymborksa (hace poco más de un año) fue que era una señora ,de una edad muy respetable y un Nobel que en su caso resulta hasta tierno, que seguía viviendo en Cracovia y si a alguien se le ocurría dejarse caer por allí no tenía ningún inconveniente en recibirlo/la con una única condición : no hablar de poesía. Quizá esta sea la mejor descripción para su poesía : nada de poesía. Hasta ahora, después de numerosos asaltos a la biblioteca y liberias varias, no he podido encontrar a una poeta que gustara tanto y entre tantos. Algo hay en ella si igual se rinden a sus pies los revolucionarios alternativos que los conservadores amantes de sonetos perfectamente repeinados.  Tiene en su forma de escribir un matiz de inocencia, esa que aporta la sabiduría, y absolutamente nada de prepotencia. Incluso en traducción tiene un lenguaje propio, compuesto de palabras con las que convivimos fuera de poemarios, palabras que sin embargo dota de un nuevo significado y una ternura especial.
Cuando lees a Szymborska te da la sensación de que, sinceramente, lo único que pretende es escribir. Ni intentar algo extraño, ni resucitar a los muertos (incluso cuando menciona a alguno lo hace con cierta sencillez amable), ni superar a los vivos. Sólo llegar, donde sea. Y funciona, cada poema es distinto, de hecho quizá así sería una hipotética conversación con ella delante de una taza de té en Cracovia. Nada de poesía, sólo un mundo que se crea solo.
Poco más se puede decir sin estropear la primera (o segunda impresión), ella se defiende solita y además muy bien.

AQUÍ

No sé cómo en otras partes
per aquí en la Tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.

Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.

Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.

Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentra bonitos.

Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.

La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.

Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de
                                                                [los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápidos
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.

Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes - la gente es mala.
Descansen - la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.

La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.

Y por si eso fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas
y junto a éste, de gorra, en un trobellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.

Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento se te lleve a ninguna parte.




FORAMNÍFERAS

Pues sí, por ejemplo las foramníferas.
Vivían aquí, proque estaban, y estaban, porque vivían.
Como podían, ya que podían y eran capaces.
En plural, por plurales,
aunque todas por separado,
en su propia, porque propia,
concha calcárea.
Capa a capa, porque en capas,
el tiempo después las resumió,
sin entrar en detalles
porque piedad con los detalles.
Y he aquí que tengo enfrente
dos paisajes en uno:
un lamentable cementerio
de descansos eternos
o sea
sorprendentes rosas blancas,
salidas del mar, de un mar azul,
rocas que están aquí, porque están.



DIVORCIO

Para los niños el primer fin del mundo de su vida.
Para el gato un nuevo dueño.
Para el perro una dueña nueva.
Para los muebles escaleras, golpes, carga, descarga.
Para las paredes claros cuadrados tras los cuadros
                                                                   [descolgados.
Para los vecinos de la planta baja un tema, una pausa
                                                                  [en el hastío.
Para el coche mejor que fueran dos.
Para las novelas, la poesía - de acuerdo, llévate lo que
                                                                        [quieras.
Peor para la enciclopedia y el vídeo,
ah, y para el manual de ortografía,
donde tal vez se explique el tema de los dos nombres:
si todavía unirlos con la conjunción "y",
o ya separarlos con un punto.


Aquí, 2009 (Edición bilingüe :Bartleby Editores) traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano

lunes, 6 de diciembre de 2010

Poesía Contemporánea Iraní

Hace tiempo emprendí un buceo personal por la poesía iraní, en particular, y la poesía árabe en general. Me asombra, me conmueve, me deja en estado de plenitud y al tiempo, de desgarro, esa poesía en la que la cosmovisión permite encontrar la magia en todas las cosas, y también el dolor en todas las cosas. Es una poesía en la que nunca hay esplendor, porque siempre el poeta desgarra en sus versos el dolor por su tierra, por su historia, por el mundo en que, viva o no viva, tiene esas raíces que no corta porque, sino, dejaría de ser.

De la Antología de Poesía Contemporánea Iraní, extraje éste poema que me resulta tan signicativo y profundo en su brevedad, un poema en el que la metafísica abunda en los símbolos, en el que se habla mucho más en lo que no se dice, en los que penetra la sensibilidad del poeta en el lector, para abrirse como una flor en el interior, una flor con espinas.

El llanto del Manzano
Hushang Ebtehadj
Irán (1927-) 



La noche se estaba poniendo,
entré y cerré las ventanas. 
El viento estaba luchando con las ramas.




Entiendo, en este verso, la lucha del viento con las ramas, habla de la resistencia del hombre hacia aquello que es ineludible. Si no hay flexibilidad, esas cosas pueden quebrarnos, rompernos, desarmarnos y aún, arrancarnos de cuajo del lugar donde estemos parados y que podemos sentir nuestro, aunque nada lo es completamente.

Yo, a solas, en esta casa solitaria,
sentí la tristeza de todo el mundo en mi corazón.

La soledad reafirmada en el "yo, a solas, en esta casa solitaria". No es sólo su soledad, sino el vacío de una casa donde estamos solos, el silencio que habla desde fuera y desde dentro. Podemos habitar la soledad de esa casa con nuestra propia soledad y nuestras propias imágenes. Esa casa tiene nuestros muebles, nuestras ventanas, nuestro viento, porque al sentir tristeza, la siente por todo el mundo, y su corazón es un gigante que envuelve a la humanidad toda, al hombre luchando contra la adversidad.

De repeten sentí que alguien,
allá afuera,
estaba llorando

Esta imagen me recordó a la poesía japonesa, en su intensidad en esa imagen final: el llanto de la naturaleza en la flor de manzano. El llanto del hombre en la soledad. El llanto como expresión superlativa de dolor. Pero la luz de la mañana, también, permitiendo ver esa belleza surgida del dolor, lo que sobrevive a la lucha, lo que queda tras la tormenta, tras el viento, tras el desafío de continuar: lágrimas que se convierten en rocío, mañanas que devuelven luz a lo que nos ha desvastado.

Y nos reconstruimos, volviendo a florecer.



Disculpen, no sirvo para el análisis literario, sólo puedo hablar de lo que significa para mí la poesía, ésta poesía que recomiendo conocer, porque la poesía árabe es un universo de belleza y cuyos símbolos embelesan.

Abrazo a todos.

martes, 19 de octubre de 2010

SERIE B (Renacimiento,1998) de Karmelo C. Iribarren

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Cualquier persona que en alguna ocasión haya abierto un libro de poesía ( ya sea por casualidad o por decisión propia) e independientemente de si vuelve a repetir esa experiencia mil veces más o ninguna, suele empezar por el principio o sea por los "clásicos comunmente aceptados como tales". Desde pequeños nos enseñan que la poesía, en términos intuitivos, es aquello que Bécquer hacía con la rima o aquel lenguaje profundo que utilizaba Lorca en sus poemas para transmitirnos sensaciones que ni sabíamos que podíamos experimentar. Sin embargo ocurre que nada se queda en su sitio, todo cambia, no necesariamente para mejor o peor. De esta forma la finalidad de la poesía persiste (cualquera que sea esa meta tan abstracta) pero la forma de exponerla aparece modificada. De ahí que una persona que no esté dispuesta a aceptar una definición más amplia de "poesía" seguramente no encontrará nada que le pueda interesar en este libro de Iribarren en particular y en ningún poema suyo en general.
La poesía de Iribarren se podría considerar una especie de anti-poesía en toda la dimensión positiva que este termino pueda adoptar. Busca la simplicidad del verso de forma que su obra choca por su enfoque directo, fluido y sin pretensiones. Quizá donde más se puede apreciar la fuerza que mueve la obra de Iribarren es en el poema "Poética" que, como su propio título indica, nos ofrece una síntesis de lo que él considera poesía:

Poner una palabra
detrás de otra,
hasta llegar a la última.
Y cerrar con un
punto. Y que dentro
esté yo, o alguno
de vosotros,
o alguna. Haciendo
cualquier cosa
interesante.

Acostumbrados a unas estructuras más complejas en un principio nos resulta chocante descubrir que las cosas obvias también necesitan un medio de expresión. Iribarren presta atención a los detalles más rutinarios que se le esacapan a muchos  poetas debido a su visión global del mundo que les rodea. El vasco no pretende demostrar nada ni decir algo más allá de lo que dice pero ahí es dónde reside su talento: consigue, con pocas palabras, expresar cosas que cualquiera de nosotros ha pensado miles de veces pero nunca ha podido formular. En otras palabras, logra sacar las obviedades de la sombra y desautomatiza la rutina permitiéndonos reflexionar, sin que nos distraigan los ruidos secundarios.
Ese estilo tan individual le otorga una particular ternura al tratar el tema del amor y de las mujeres como en "Eso era amor":

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;
y no sabía
a quién
darle las gracias.

Ternura que por el otro lado lo diferencia del poeta con el que quizá más semejanzas podemos encontrar debido a su recíproca influencia : Roger Wolfe. Este último,uno de sus mejores amigos en el mundillo poético, fue el que en un momento dado le dió a Iribarren el empujón necesario para seguir escribiendo y creer en que su forma de hacerlo era tan válida como cualquier otra.


Por el otro lado, y apoyándose de nuevo en el realismo simple que caracteriza al poeta, las relaciones personales, las casualidades diarias y los detalles forman una espiral alrededor de uno de los temas predominantes en su obra: la noche y la vida a su alrededor como en "Seguro que esta historia te suena", poema que también le da título a su antología:

Al fondo de la barra
una mujer; una
mujer en principio
como tantas: que fuma,
bebe, ríe, charla, y se echa
la melena para atrás;
ya digo, como tantas.

Hasta que su
mirada se cruza acaso
con la tuya
- o a ti te lo parece-,
y por un breve
instante
el tiempo se detiene,
y esa mujer es única,
y todo cambia,
y todo puede pasar.

Todo.
También
-como sucede
casi siempre-
que no pase
absolutamente nada.


Nada es lo suficientemente relevante pero a su vez nada debe pasar inadvertido. Tanto en este libro como en su obra en general pocas veces nos podemos encontrar con un poema relativamente largo. Es la poesía del momento e incluso del instante pero que a pesar de eso conserva su esencia pasado el punto y final. Ya sea por lo conciso de su obra o por la impresión que causa de saber exactamente qué quiere decir en cada momento es muy complicado situar todos los poemas al mismo nivel. Sin embargo, cuando por alguna razón consigue dar con algo brillante da justo en la diana y lo sorprendente de la obra de Iribarren es que, a veces, esa diana es una simple frase o incluso una palabra.

Otro de los rasgos característicos de Iribarren es su matiz pesimista que después de todo no debería considerarse como tal ya que de vez en cuando muestra destellos de "aceptación amable" de la realidad. Como es natural las reflexiones sobre la juventud, el paso del tiempo y finalmente la vejez aparecen amenudo en esta obra confirmando de nuevo que a pesar de una clara diferencia en el discurso el fondo sigue siendo el mismo al que estamos acostumbrados a ver a lo largo de nuestra experiencia poética. Habla de la juventud con una particular melancolía tierna que no termina de ser tristeza, algo que se puede ver claramente en su poema "La edad de la inocencia" :

Ni Raquel Welch,
ni James Dean,
ni Jesucristo crucificado.
Mis sue os los veló Durruti.
Me despertaba
y ahí estaba él,
dándome ánimos:

Nosotros
heredaremos la tierra.
 
Claro que yo era aún tan inocente
que ni siquera
me preguntaba cuándo.

En resumen, ya sea por su siempre presente aire de no-poeta, su rabiosa sinceridad, o la universalidad de sus temas Iribarren transmite una cercanía muy difícil de encontrar. Su obra no exige un permiso especial, está abierta a cualquiera que decida bajar la vista a las páginas y nos permite leer poesía cuando pensamos que no es poesía lo que nos hace falta. Al fin y al cabo, como él mismo dice en "Poeta"

"Mira, tío,
como sigas así,
escribiendo
en servilletas de papel
por los bares,
acabarán cargándote
el sambenito
de poeta,
ya verás.

Y luego,
a ver qué hostias
haces."